La década de los 70 marca el inicio del fútbol moderno. Los futbolistas empiezan a convertirse en fenómenos de masas, aparecen en los anuncios publicitarios y la prensa le sigue la pista haya por donde vayan. Esta revolución también se da sobre los terrenos de juego.
En el fútbol hasta entonces, primaban las individualidades por encima del colectivo. Pero a partir de esta década las tornas empiezan a cambiar. El colectivo y la idea de equipo se empiezan a imponer a las individualidades. El gran reflejo de este cambio de paradigma es el Ajax y la Holanda del fútbol total, lideradas por Johan Cruyff, y su gran archienemigo el Bayern y la Alemania de Franz Beckenbauer.
Este último es el protagonista de este artículo, que trata de descifrar qué es y qué fue Franz Beckenbauer como futbolista, como entrenador y como símbolo de toda una institución como el Bayern de Munich, así como de todo un país.
El “Kaiser”
Beckenbauer como futbolista es considerado uno de los mejores jugadores del siglo XX y, por una inmensa mayoría de gente, el mejor defensor de este siglo. Actuaba en la posición de líbero, una demarcación extinta en el fútbol contemporáneo. Es por eso que, para comprender lo que fue el “Kaiser”, es necesario entender previamente qué funciones desempeñaba el líbero de la época.
El líbero actuaba en el centro de la defensa, en la mayoría de casos en una defensa de 3, sin embargo, cumplía con funciones muy distintas a los centrales clásicos. Mientras que los centrales, en aquel momento conocidos como marcadores, se encargaban de realizar marcas individuales a los delanteros, el líbero estaba exento de marca. Este era el último defensor y realizaba las coberturas de los marcadores cuando uno de estos era superado.
Pero si por algo destacaba el líbero, era por su función a la hora de sacar el balón jugado desde atrás. El jugador que actuaba en esta demarcación debía poseer una gran visión de juego, además de una excelente técnica con el balón, ya que era quien iniciaba los ataques de su equipo. Asimismo, solía tener total libertad para sumarse al ataque como un mediocampista más, llegando incluso a pisar área rival y anotando goles. Era una posición única y de gran valor en aquellos tiempos, debido a que era el primer atacante y el último defensor.
Beckenbauer cumplía con todas estas características. Era un excelente defensor, de él siempre se ha dicho que no se manchaba, Franz lograba quitar el balón al oponente previendo hacia donde iba a ir. Esta capacidad le permitía en la mayoría de los casos, no tener que realizar entradas duras a ras de suelo para interceptar el balón.
Sin embargo, Beckenbauer todavía destacaba más con el balón en los pies. Su finura a la hora de sacar el balón jugado se ha visto en muy pocos defensores. Era un gran organizador, y era extremadamente preciso tanto en los desplazamientos en corto como en largo.
Si hay un adjetivo que describe a la perfección lo que era Beckenbauer, este es elegante. En una época donde los terrenos de juego se llenaban de barro imposibilitando así que el balón se deslizara con normalidad por el césped; el ‘Kaiser’ lograba golpear el balón de tal forma que llegaba al pie del compañero sin que el esférico tuviera que deslizarse por el césped.
Beckenbauer marcó un antes y un después en el devenir de todo un club como el Bayern de Múnich. Antes de su debut, el Bayern era un club más bien modesto de la Bundesliga. No era ni mucho menos la superpotencia que conocemos hoy en día, de hecho, antes de su aparición en el conjunto bávaro, este tan solo había logrado ganar una Bundesliga en 1932. No obstante, lo más sorprendente es que cuando debutó en 1964, a la edad de dieciocho años, el Bayern de Múnich se encontraba en segunda división.
Él fue la estrella de una generación dorada de jugadores nacidos en la región alemana de Baviera, entre los cuales destacaron otros grandes jugadores de la época como Sepp Maier, Paul Breitner, Uli Hoeness y Gerd Muller. Esta generación fue creciendo y ganando experiencia con el paso de los años, hasta llegar a conquistar tres copas de europa de forma consecutiva entre los años 1974 y 1976. A nivel nacional y durante este periodo, el Bayern de Múnich mantuvo una dura y bonita rivalidad con el mejor Borussia Monchengladbach de todos los tiempos. De hecho, entre 1969 y 1977 los dos conjuntos se repartieron todos los campeonatos nacionales, obteniendo cuatro títulos el equipo muniqués y otros cinco el conjunto de “los potros”.
Esta generación dorada de futbolistas liderada por Beckenbauer, fue la columna vertebral de la Alemania campeona del Mundial de 1974. Un mundial donde se enfrentaron en la final las dos grandes escuelas de futbol del momento, así como las dos estrellas de la década de los 70. La final de 1974 entre la Holanda de Johan Cruyff y la Alemania de Franz Beckenbauer es parte de la historia del fútbol. Alemania venció contra todo pronóstico por 2-1, a una Holanda cuya columna vertebral eran jugadores procedentes del Ajax; que dirigidos por Rinus Michels, habían desarrollado un fútbol vistoso que había enamorado a toda Europa.

Franz Beckenbauer y Johan Cruyff en el mundial de 1974
Su carrera como futbolista, aún es más legendaria si tenemos en cuenta que es el único defensor de la historia en ganar dos balones de oro, obtenidos en los años 1972 y 1976. Siendo junto a Fabio Cannavaro en 2006 y Matthias Sammer en 1996 los únicos defensas en obtener dicho premio.

Franz Beckenbauer con el balón de oro 1976
Un líder innato
La capacidad de liderazgo es otra de las virtudes que definen a la perfección a Beckenbauer. Su propio apodo el “Kaiser” – emperador en alemán- va en consonancia con lo que era Beckenbauer tanto dentro como fuera del campo, un líder innato. Era el director de orquestra perfecto, su capacidad para organizar al equipo desde el terreno de juego le llevó a ser capitán tanto de su club como de la selección germana.
«Era el director de orquestra perfecto, su capacidad para organizar al equipo desde el terreno de juego le llevó a ser capitán tanto de su club como de la selección germana»
Su liderazgo y su perseverancia quedan patentes en dos actos en los que estuvo involucrado en su etapa como jugador. En la semifinal del Mundial de 1970 que enfrentó a Alemania y a Italia por un puesto en la gran final, Beckenbauer protagonizó el que es considerado uno de los actos más heroicos que se han dado sobre un campo de fútbol.
Corrían los primeros minutos de la prórroga con un empate a uno en el marcador, cuando el lateral italiano Facchetti embistió con suma brutalidad al “Kaiser”, hasta el punto de provocarle una dislocación de hombro. Con todos los cambios ya hechos, Beckenbauer se negó a dejar a su equipo con diez jugadores, y siguió jugando con el brazo completamente vendado e inmovilizado hasta el pitido final. A pesar de ello, la selección germana acabaría perdiendo por 4-3, pero sin duda se trata deun acto de extrema heroicidad, más propio de superhéroes o de películas de ficción que de un ser humano.
Otro acto de liderazgo que llevó a cabo en su etapa como jugador, sucedió antes de la disputa del Mundial de 1974. Como capitán de la selección germana, Beckenbauer lideró una rebelión promovida por los jugadoresen la quereclamaban un aumento de las primas. Los jugadores llegaron a amenazar con no disputar el mundial, pero finalmente, se terminó llegando a un acuerdo entre la federación y los jugadores acerca del pago de las primas. Así, Beckenbauer demostraba una vez más ser un gran líder, que actuaba no sólo cuando las cosas iban de cara, sino también cuando las cosas se torcían y no estaban a su favor.
Muy probablemente, esta capacidad de liderar le llevó a dar el salto a los banquillos tan solo un año después de anunciar su retirada como futbolista en el New York Cosmos, donde coincidió con Pelé en sus últimos años como futbolista. En 1984, y sin ninguna experiencia previa a las órdenes de un equipo, fue contratado por ni más ni menos que la federación alemana para dirigir al conjunto germano en el Mundial de 1986.
Beckenbauer no defraudó, y en su primera experiencia como entrenador llevaría a la selección germana hasta la gran final, aunque la acabaría perdiendo ante la Argentina de Maradona. Cuatro años más tarde, Argentina y Alemania se volverían a ver las caras en la final del Mundial, esta vez, sin embargo, la victoria caería para el bando germano. Beckenbauer lograba de esta forma llevar a la selección alemana a la conquista del Mundial de 1990; y se convertía junto a Mario Zagallo y recientemente Didier Deschamps, en los únicos entrenadores que han ganado el Mundial como técnico y como jugador.
Hasta los despachos pudieron presenciar sus dotes de dirección, ya que el “Kaiser” llegó a ocupar la presidencia del club muniqués entre los años 1994 y 2009. Con Beckenbauer como presidente, el Bayern se consagró como el mejor equipo germano, y emprendió un dominio casi absoluto a nivel nacional, que a día de hoy aún perdura. Durante su mandato, llegó a ocupar el puesto de técnico interino hasta en dos ocasiones, ganando una Bundesliga y una Copa de la Uefa.

Franz Beckenbauer como presidente del Bayern de Munich
Sin embargo, este liderazgo innato le jugó una mala pasada, cuando su afán por llevar la disputa del Mundial de 2006 a territorio germano, le condujo a ser acusado de sobornos para la adjudicación; algo que él ha negado públicamente. No obstante, esta acusación supuso el fin de su columna en el periódico deportivo Bild, en el que había escrito a lo largo de 34 años. Además, a raíz de esta acusación, Beckenbauer decidió retirarse de forma definitiva de la vida pública, conservando únicamente a día de hoy el título de presidente honorífico del Bayern de Múnich.