La Champions League era el objetivo final del mejor Barça de la historia, el de la temporada 2008/09. Nos encontramos en la vuelta de la Semifinal de dicha competición en Stamford Bridge con un Chelsea virtualmente clasificado. Corría el minuto 92 y el equipo dirigido por Pep Guardiola necesitaba un milagroso gol que los llevara hacia la final de Roma.
La precipitación y la alta velocidad de juego que el Barça imponía transmitía la prisa que los azulgranas tenían para convertir alguna de las numerosas acciones y aproximaciones ofensivas en gol. Esta precipitación la ejemplificó Dani Alves cuando, desde la zona de 3/4 del lateral derecho, envió un centro poco efectivo hacia Bojan en la zona central del área. John Terry, capitán e histórico jugador del Chelsea, fue el encargado de peinar hacia atrás la centrada impidiendo que el joven catalán la rematara. La peinada logró evitar el remate frontal del canterano, pero el balón fue aéreamente directo hacia Samuel Eto’o situado pasado el segundo palo.
El camerunés, sin embargo, poco amigo de los controles, falló en el dominio del esférico, lo que lo hizo alejarse de la zona de peligro y dejar el balón dividido dentro del área. Essien, el goleador por parte del equipo de Londres con una espectacular volea desde fuera del área en la primera parte, fue el ganador del duelo individual con Eto’o; pero tampoco consiguió evitar el peligro, sino aumentarlo. Su tímido rechace acabó con el balón en los pies de Messi en la frontal izquierda.
El público local estaba celebrando la acción defensiva del equipo como si se tratara de un gol, puesto que había evitado, nuevamente, que el Barça rematara. Ni un solo remate en todo el partido.
Leo Messi recibió el balón y paró el tiempo de una manera muy pausada. Únicamente fueron 2 segundos, pero en directo parecieron 10. Tras recibir el esférico estudió con la mirada cómo podía finalizar la jugada con un golpeo; pero, Bosingwa, Alex Da Costa y el mismo Essien le hicieron una jaula de primer nivel protegiendo un posible disparo. El argentino, viendo la imposibilidad de avanzar, decidió aguantar el máximo tiempo posible la atención de la defensa, atraer los máximos jugadores posibles, descolocar la táctica defensiva del Chelsea para, finalmente, descargar con la pierna derecha hacia Iniesta, situado en la parte central de la frontal.
«La velocidad, el efecto y la precisión hizo imposible la estirada de Peter Cech. El balón tenía una dirección: la escuadra derecha»
Iniesta estaba esperando el balón como un niño un dulce. Cuerpo recto, mirada fija y calma tensa. Dejó que el balón le corriera de izquierda a derecha para poder chutar con su pierna hábil. El impacto de la pelota fue con la parte exterior de su bota derecha amarilla Control 360. La velocidad, el efecto y la precisión hizo imposible la estirada de Peter Cech. El balón tenía una dirección: la escuadra derecha. El estético taponamiento del disparo de Ballack tampoco pudo evitar que el balón acabara donde debía acabar. Durante su trayectoria todas las cabezas y miradas de los jugadores del terreno de juego se iban girando hacia la portería de Cech.
El enloquecimiento se hizo con los jugadores azulgranas, esa noche vestidos de amarillo, y produjo una sensación de éxtasis colectivo. Iniesta se quitó la camiseta y la usó de bufanda; Eto’o, Piqué, Bojan, Alves… todos corrieron sin sentido durante segundos hasta terminar haciendo una montaña humana encima del de Fuentealbilla en el córner izquierdo.

Iniesta celebrando enloquecidamente el 'Iniestazo' Fuente: Cadena Ser
El banquillo del Barça también enloqueció. Guardiola y todos los jugadores corrieron hacia esta montaña humana para sumarse y convertir el equipo en uno. La mítica carrera nos dejó la imagen de Pinto avanzando de manera veloz a Pep Guardiola y como el entrenador frenó de golpe al ver que no podía seguir el ritmo.
La velocidad mental de Sylvinho trabajó un poco más. El brasileño cogió a Pep por la americana y le dijo de manera muy efusiva que le cambiara por algún jugador. Para perder tiempo y para colocar un defensa más.
Todo ello ante la mirada incrédula de los jugadores y aficionados del Chelsea. El primer disparo del partido y el primer gol. Ya no tenían tiempo de reacción y se veían fuera de la final de la Champions League.
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