El fútbol sala es un deporte rápido, veloz y muy técnico. Esa es, en su máxima, su principal característica diferencial. Un deporte que vive para el espectador y que se practica, desde sus inicios, con una propuesta atractiva de juego en la que, a veces, se convierte en una suma de contra-ataques de uno y otro equipo. Muchas son las tácticas con las que generar este juego y, en consecuencia, modificarlo con tus jugadores, pero siempre con una propuesta de ataque atractivo y bonito.
Los tiempos avanzan y con ello también estas modificaciones en el juego. La táctica del portero-jugador ha tenido, y sigue teniendo, un peso fundamental en ciertos momentos del partido y, según las funciones que se le den, será con unos intereses u otros. La figura del portero-jugador implica que pueda ejercer como un jugador más en la mitad de la pista contraria sin tener en cuenta las veces que toque el balón ni los segundos que lo tenga controlado. Esto provoca que se genere un 5 contra 4 en fase ofensiva y amplíe las opciones de marcar, pero, por contra, tu portería queda totalmente descubierta.
«La táctica del portero-jugador tiene un peso fundamental en ciertos momentos del partido y, según las funciones que se le den, será con unos intereses u otros»
El eterno debate del fútbol sala está en qué función se le da a la figura del portero-jugador; un elemento legal y reglamentario. La función más habitual es la de crear superioridad para atacar cómodamente con un mayor número de jugadores, teniendo así, más líneas de pase y más opciones de marcar. Normalmente esta función se usa en los minutos finales de los partidos cuando el equipo va por detrás en el marcador; o incluso para sorprender en cualquier momento del juego y desorientar la táctica rival.
Pero esta no es la única opción. Otra función que se le puede dar al portero-jugador es la de ralentizar el juego teniendo una posesión estéril y duradera con el fin de agotar al rival; de esta manera, se impide que el contrario tenga el balón y tenga menos posibilidades de atacar. Esta segunda opción de juego del portero-jugador es muy criticada por los grandes equipos y muy utilizada por los equipos más modestos, y no es casualidad. Con este juego más lento, más previsible y menos técnico estos equipos tienen más opciones de sacar rendimiento en el partido a nivel de marcador y puntos; mientras que para los equipos grandes es todo lo contrario. Cuando menos tiempo se juegue de manera veloz y técnica más sufrirán; tanto a nivel de juego como a nivel mental, porque quitarle la pelota a un equipo que la quiere tener es agotador para éste.
El debate futbolístico del fútbol sala está en éstas, en cómo se utiliza la figura del portero-jugador y con qué finalidad. Para generar un juego ofensivo veloz y atractivo o para dormir el partido y especular. Desde luego, para los espectadores es preferible ver la primera función de esta figura, pero al fin y al cabo, los equipos viven de resultados y puntos, y mientras esta función sea válida en en el reglamento, nadie podrá decir que no la pueda usar, pero correrá el peligro de alejar al aficionado del espectáculo que es el fútbol sala: un deporte por y para el espectador.