El fútbol sala es un deporte increíble y  trepidante, donde el espacio de la pista de juego es muy reducido. Por este motivo, en la mayoría de los encuentros se anotan gran cantidad de goles y se amontonan las ocasiones  para ambos equipos, haciendo que los encuentros sean de lo más entretenidos y atractivos para el espectador.

Esta es una disciplina futbolística muy dinámica debido a que el terreno de juego permite que el balón vaya a una velocidad mayor que en otras modalidades y donde, sobretodo, no tienes tiempo de pensar cuál será tu próximo toque porque el rival se te echa encima en décimas de segundo. Esto requiere la unión de muchas condiciones para practicar un fútbol sala de calidad, tanto físicas como mentales.

Tanto es así, que muchos de los jugadores que pasan por el fútbol sala, tienden a desarrollar una técnica con el balón superior. Los espacios reducidos comprometen al jugador, por lo que si éste quiere sortear a su marcador, debe aprender a manejar el balón a la perfección en una parcela de campo muy pequeña. De ahí proviene también el famoso gesto técnico del fútbol sala, la pisada, que permite al jugador controlar el balón sin que este se separe un centímetro de su zapatilla.

«El famoso gesto técnico del fútbol sala, la pisada, permite al jugador controlar el balón sin que este se separe un centímetro de su zapatilla»

Además, esta modalidad provoca que los jugadores tengan la necesidad de aumentar la visión de juego y la precisión debido a los pocos espacios que hay para filtrar un pase. El jugador debe levantar la cabeza, a la vez que tiene el balón controlado bajo la suela, otear el horizonte y enviar un pase preciso a sus compañeros en el momento justo en que éste se libra, por un instante, de su marca.

Del mismo modo, a causa de la reducción del tamaño de la superficie de juego, llegar a la portería contraria se hace más sencillo. Es ahí donde entra en juego otro de los más conocidos recursos del fútbol sala, la puntera. Una vez el jugador llega en disposición de efectuar el disparo, debido a la falta de tiempo y espacio, es muy habitual ver los disparos de puntera. Después de un punterazo, el balón sale despedido a mayor velocidad, lo que dificulta considerablemente la tarea del guardameta que tendrá que poner en juego sus reflejos más felinos.

«Una vez el jugador llega en disposición de efectuar el disparo, debido a la falta de tiempo y espacio, es muy habitual ver los disparos de puntera»

Cabe destacar también el alto ritmo de juego que obliga a los jugadores a estar conectados permanentemente. Todos los jugadores deben tener movilidad constante en el terreno de juego, ya sea para ofrecer apoyo a sus compañeros o simplemente para crear espacios al arrastrar a su defensor. Esto obliga a pensar con mayor rapidez porque todo se desarrolla en  fracciones de segundo.

Por lo tanto, las reducidas medidas del campo de esta disciplina provocan que los jugadores saquen a relucir sus mejores cualidades futbolísticas y nos hagan disfrutar a los aficionados de toda la magia del fútbol sala.


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