Como si de un juego de estrategia se tratase, Barça y Messi están, poco a poco, moviendo ficha con el fin de salir victoriosos, pero de momento sin éxito alguno. Messi quiere abandonar de manera unilateral el club y el Barça quiere o bien retenerlo o bien sacar los 700M que se dice que tiene su cláusula.
El silencio es la principal arma de las dos partes. Seguramente éste es el arma más poderosa, pues, al fin y al cabo, si no hablas y no lanzas ningún mensaje verbal es muy difícil hacerte daño. Tanto Bartomeu como Messi tienen las cartas sobre la mesa y están utilizando a sus abogados para solucionar el caso.
Los que defienden la postura del club alegan que el contrato está vigente pues el jugador no informó de su voluntad de marchar en el día acordado y por consiguiente sigue perteneciendo al Barça. En cambio, los abogados de Leo defienden que lo informó el día pactado y de manera oportuna y por consiguiente ordenan su carta de libertad.

Bartomeu y Messi durante la última renovación del jugador.
Contrato, retención y dinero. Libertad, enfado y proyecto. Bartomeu y Messi. Lo único que les une es una hipotética cláusula. Ambas partes siguen su estrategia y ante la complejidad del contrato están dejando su futuro y sus dados en manos de los abogados. Las formas de ambas partes es la cuestión que está siendo motivo de enfados, tristeza, desesperación y hasta incredulidad.
El qué del tema se entiende y es comprensible. Messi está harto de una directiva nefasta, inepta y mentirosa sin ningún proyecto deportivo ganador. A esto se le suma el despido de Suárez. El cómo es lo que se le cuestiona al argentino. Un burofax, un silencio eterno, un plantón a los PCR y más silencio.
Si se analiza desde el punto de vista del aficionado Messi, como capitán, tendría que haber hablado después de la debacle. Dos semanas después el único mensaje que ha enviado ha sido un burofax para comunicar su voluntad de irse. Una figura como Messi, idolatrado y amado, tiene que saber estar al nivel. Si su voluntad es marchar del Barça tiene derecho a hacerlo, pero si la hipotética cláusula está de parte del club tiene que entender que el Barça no puede saltársela y regalarlo a un rival directo. El aficionado blaugrana nunca lo entendería, ni el más fanático de Leo.
Bartomeu tampoco está siendo un presidente ejemplar y contundente. Nunca lo fue, pero si se trata de Messi, o lo eres o te perseguirá toda tu vida. El exceso de silencio tampoco está ayudándolo. El tema es la transparencia que tiene que aportar; si la cláusula existe o no. El cómo Messi ha llegado a esta situación es más que sabido y Bartomeu tiene una gran responsabilidad en ello, pero ahora le queda la última bala para no pasar a la historia como un pésimo presidente que, además, dejó escapar a Messi. Como comenté en La lenta autodestrucción, el club sufría, desde hace años, una mala gestión.

Messi durante el Bayern Barça del pasado 14/08.
El silencio es lo que ayuda a no hacerse daño, pero por otro lado es lo que convierte el Caso en un show que alienta a la especulación, a las fake news, a las filtraciones, las falsas afirmaciones y se haga del tema un culebrón. La inmediatez social en la que vivimos requiere noticias constantes para saber qué pasa en todo momento y eso obliga a de la nada, de un silencio, hacer una noticia basada en una especulación. Los silencios, como las distribuciones en el famoso juego de mesa Risk, se interpretan y se pueden sacar conclusiones, pero no nunca se actúa por adelantado, pues te puede costar caro.
Leo Messi parece tener clara su estrategia en esta partida y Bartomeu, que es el rey de la improvisación, está confiando su suerte a los dados. Las dos partes se agarran a la famosa cláusula, pero uno defiende que la efectuó de manera correcta y el otro que no. Al fin y al cabo lo único que une a Messi y al Barça es una cláusula. Después de todo, solo una cláusula.
La historia y la gestión va para largo, pero los dos tendrían que tener una cierta perspectiva de futuro, pues de aquí unos años, los caminos de Messi y el Barça podrían volverse a cruzarse con una figura de embajador o como representante azulgrana. O no, o la historia se acaba este verano para siempre. Una retención del jugador, un pacto amistoso o un juicio, veremos.