La rivalidad que libraron Clough y Revie ha pasado a los anales de la historia como una de las más férreas, ambiciosas y amargas. También como una de las más bonitas, competidas y apasionadas. Seres carismáticos como pocos que se ganaron a pulso permanecer por siempre en los libros de fútbol. Cada uno a su manera fueron la antítesis perfecta, dejando para el recuerdo una rivalidad que les hizo eternos.

A veces, el fútbol te tiende la mano, te suelta una cuerda y te pregunta qué quieres y cuánto le amas. Las respuestas son tan diferentes como definitorias para sellar caminos, fijar rutas y emprender huidas hacia las antípodas de la élite o rumbo a ganarse un hueco en los partidos de leyendas retiradas. Por mucho que la sociedad juzgue y el tiempo oriente, el fútbol termina preguntando. Y el futbolista decidiendo.

La euforia inglesa previa al pitido inicial de Wembley simbolizaba la unión entre las decepciones del pasado con las ilusiones del presente. El 11 de Julio de 2021 representaba una posibilidad de fragmentar el agónico pasado de la selección mediante una generación de futbolistas hechos de otra pasta. Inglaterra era postulada como una de las favoritas al título, por los nombres que mostraba y las posibilidades tácticas que la plantilla ofrecía a Southgate.

El 27 de abril, con la temporada en juego y gran parte de los títulos por disputar, el FC Bayern hacía oficial un acuerdo histórico en el fútbol. Julian Nagelsmann, ex entrenador del RB Leipzig, quedaba atado al equipo bávaro a partir de la temporada 2021/2022 a cambio de la suma de 25 millones de euros, convirtiéndose en el técnico más caro de la historia. El alemán, con solo 34 años, alcanza esa plenitud vital de la que habla la RAE en el punto dos de la palabra madurez entrenando a un grande mundial, como lo es el Bayern de Múnich.

El rendimiento de Marcelo ha caído en picado a medida que pasan los años. Es lógico pero inasumible en un Bernabéu que aplaude la inmediatez. Ciertas reacciones del feudo no son parte de la exigencia requerida en el Real Madrid, más bien incoherencia con tus propios soldados. La banda izquierda del Real Madrid ha sido un solar hasta las incorporaciones de Ferland Mendy y David Alaba.

Baggio creció rodeado de los mejores. Cuando debutó con la Fiorentina en 1986, tras deslumbrar en el Vicenza a la temprana edad de 18 años, la Serie A estaba repleta de estrellas. Platini y Laudrup jugaban para la Juventus de Turín, Rumenigge y Pasarella para el Inter y Maradona para el Nápoles. Solo un año después llegaron al Calcio Gullit, Van Basten, Völler o Careca. Tanto el nivel de la liga italiana como el de Baggio crecerían con el paso del tiempo hasta convertirse, de la mano, en la élite mundial del fútbol.

Mason Mount es hijo de este nuevo paradigma. El Mount del presente es fruto del esmero y cocción a fuego lento que Lampard realizó en el Derby County y en su ‘’baby’’ Chelsea, del qual aún quedan cenizas producto del incendio que ha provocado Thomas Tuchel en el que ha abrasado todo lo que existía alrededor de la figura de Mason Mount. El joven inglés queda como único estandarte en pie del ya difunto Chelsea de Frank Lampard. Mason Mount es el líder futbolístico y emocional tan esperado como necesitado en el puente de Londres.

Jürgen Klopp ha sido víctima de la sociedad de la cúspide y el abismo. Un humano vestido de mito como el alemán no tiene derecho a fallar. El alemán lleva vistiendo y desvistiendo al Liverpool a base de las prendas de ropa que se le van rompiendo, y saliendo con su mejor gala semana tras semana. Para muchos, este relato es insuficiente para justificar que el Liverpool haya pasado de ser el equipo que barrió la Premier League y reconquistó Europa a optar a entrar en Champions League durante esta temporada.

Cuenta la historia que, entre finales del siglo pasado y principios de este, hubo una ciudad de la costa gallega que empezó a creer en el fútbol. La mística y el drama, elementos definitorios de la cultura gallega darían forma a una epopeya que años después aún perdura en la memoria de los coruñeses. La magia hizo de las suyas, y de la noche a la mañana el Real Club Deportivo de la Coruña pasó de jugar en segunda división a codearse con los más grandes del fútbol español. Se convirtió en el «Superdépor».

Cuando se dice que el fútbol es algo más que veintidós jugadores sobre un terreno de juego dando golpes a una pelota es por historias como esta. Tenemos que retroceder en el tiempo y situarnos en un periodo en el que la guerra asolaba Europa. Concretamente viajamos a diciembre de 1914, con la Primera Guerra Mundial -entonces llamada Gran Guerra- empezada hacía pocos meses. En el frente occidental, soldados británicos y alemanes disparaban sin cesar de trinchera a trinchera. Ante un escenario como este parece imposible imaginar siquiera un instante de tranquilidad, de felicidad, pero cuando llegó Nochebuena el tiempo se detuvo. Llegó la Tregua de Navidad.