21 de abril de 2020. 21. ¿Bonito número verdad? Siempre he sentido predilección por este dorsal y no se muy bien porqué. O si lo sé. Será que soy futbolero y he visto a un extenso abanico de grandes futbolistas cargarlo sobre sus espaldas. Futbolistas que compartían rasgos comunes, pero en los que destacaba uno por encima del resto. La clase. 

El primero que se me viene a la mente, lo dibujo de color blanco y sobre un fondo a rayas. Rayas blancas y negras. Las que ha llevado la Juventus a lo largo de su historia. En el 96 (año en el que nació un servidor) se lo puso un joven francés de pelo pobre, con un aspecto de edad de avanzada, pero que se movía encima del terreno de juego como la mejor de las bailarinas de ballet clásico. Yo no lo sabia, mi preocupación por entonces era solo respirar, pero ya me había cautivado. Años más tarde lo entendí. Ni Alessandro del Piero, ni Baggio, pudieron desviar esa conexión con el 21. Con la doble Z. Zinedine Zidane. 

Zinedine Zidane con el dorsal 21 en un partido Napoles-Juventus en el año 2000
Zinedine Zidane con el '21' en un partido
Napoles-Juventus en el año 2000

Zidane comenzó mi historia con el 21. Pero no se quedo aquí. En el 2001, un joven media punta argentino de muchísima calidad fichó por un club español, el Valencia CF. Ya sabes a quien me refiero, no? Con su media melena y su excelso trato de balón, Pablito Aimar me cautivó. Me recordaba a ese niño que jugaba sin ningún tipo de preocupación en el patio del colegio. Hacia lo que quería y lo más importante, como lo quería. Qué clase. Tanto Zinedine como Aimar. Dos mediapuntas y de calidad. Casualidad?

Pablo Aimar con el dorsal 21 a su espalda con el Valencia C.F.
Pablo Aimar con el '21' a su espalda con el Valencia C.F.

Mi niñez me la pasé idolatrando a otro 21. Y no mentiría si dijese que es el 21 que más me ha marcado a nivel futbolístico. Por aquel entonces lo descubrí en el AC Milan. Con tan solo 7 años y solo me hizo falta un partido para saber que era uno de los grandes. Con un estilo más de alto ejecutivo italiano que de futbolista, una melena larga que a veces le tapaba medio rostro y una elegancia por encima de lo común. Era él. El organizador del Milán de 2001 a 2011, Andrea Pirlo. Pocos centrocampistas habrán como él. Uno de los mejores golpeadores de libre directo que verán mis ojos y con una tranquilidad pasmosa. Quería ser como el. Y nunca más le perdí la pista. 

Andrea Pirlo con el dorsal 21 en el AC Milan
Andrea Pirlo con el dorsal '21' en el AC Milan

Y es que al futbol moderno se le sigue resistiendo la profecía de los dorsales. Existe una historia cada uno de ellos.  Un rasgo común. Una característica. Y el futbol moderno no puede acabar con ella. Por que hoy en día se sigue respetando la historia del 21. Si, ya se que generalizo, y habrá mucho 21 que no cumplirán con los requisitos, pero la intención es lo que cuenta. 

Y sino porque jugadores como David Silva, Ronaldinho en el PSG, Solari en el Madrid o muchísimos otros siguen compartiendo la posición (media punta), la calidad y un estilo de juego artístico.

Por eso creo que el dorsal 21 es uno de los dorsales con más significado dentro del futbol. Muchos se centran en los dorsales que integran el 11 titular. Pero, ¿Y ese 21 que rompía todos los esquemas? Que no lo esperabas, pero siempre aparecía. De titular o de suplente, da igual. Sabias que en algún momento iba a dejar su huella. 

Yo siempre he querido ser un poco 21, pasar desapercibido, pero igual de importante que un 9 o un 10. Porque un 21, estoy seguro que almenos uno, alguna vez te levantó de tu asiento. ¿Zidane? ¿Pirlo? ¿Aimar? ¿Ronaldinho? ¿De jong? ¿Luis Enrique? ¿Solari? ¿Valerón? ¿Silva? ¿Oddegard..? ¿Me equivoco?. 


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