Desde los inicios del fútbol el dorsal ha sido un elemento muy importante que ha sido asociado a diferentes posiciones dentro del campo. El 1 o el 13 al portero, el 11 a ese extremo que se comporta como un puñal, el 3 para esos centrales herméticos o el 9 para los killers. En esa gran lista de dorsales aparece uno que realiza la función de los dos últimos, el dorsal 4.

Tradicionalmente cada posición estaba ligada a un dorsal. Los equipos solo utilizaban números del 1 al 11, que son los jugadores que hay en el terreno de juego, y cada demarcación tenía el suyo asignado. Así, entendemos que el 1 era siempre para los porteros, el 9 para los delanteros centro y, el dorsal que nos atañe, el 11, para los extremos izquierdos.