La rivalidad que libraron Clough y Revie ha pasado a los anales de la historia como una de las más férreas, ambiciosas y amargas. También como una de las más bonitas, competidas y apasionadas. Seres carismáticos como pocos que se ganaron a pulso permanecer por siempre en los libros de fútbol. Cada uno a su manera fueron la antítesis perfecta, dejando para el recuerdo una rivalidad que les hizo eternos.