El mundo del fútbol ha ido evolucionando progresivamente con el paso del tiempo, a medida que lo demandaba su crecimiento exponencial, hasta convertirse en el deporte más popular del mundo. Todo esto ha ocurrido al mismo tiempo que el reglamento ha ido siendo adaptado mediante pequeñas modificaciones en el juego. Y con la revolución tecnológica de la era actual de la tecnología, el fútbol no iba a salir inmune de sus avances. Así fue cómo en 2016 se implantó el VAR, una herramienta que, a priori, iba a cambiar el fútbol a mejor. O quizás no. ¿Es el VAR beneficioso para el fútbol?
El asistente de vídeo arbitraje, más conocido como VAR (Vídeo Assistant Referee, en inglés) es una herramienta tecnológica que sirve para evitar errores clamorosos por parte del equipo arbitral. Interviene en la revisión de jugadas conflictivas como goles, penaltis, expulsiones directas y en caso de confusión de identidad, y siempre actúa con el juego detenido.

Árbitro consultando el VAR en la Champions League
Esta herramienta tiene sus ventajas y hay muchos que son partidarios de su aplicación. Estos defienden que los errores humanos que puede cometer el árbitro en el devenir de cualquier partido deben ser corregidos por un elemento externo como el VAR, haciendo uso así de la tecnología para hacer del fútbol un deporte más justo.
Por otra parte, los defensores del VAR añaden que, con su aparición, también terminarán las riñas con el árbitro, las protestas por si el gol era fuera de juego, o no, y las críticas de los aficionados dirigidas hacia el equipo arbitral.
Pero también tiene sus desventajas y, en consecuencia, sus detractores. Éstos son más numerosos y defienden el fútbol clásico, el de toda la vida, el que siempre ha dependido en parte, del azar. Ese fútbol que se practica en las calles de todos los barrios del mundo, donde un partido de 2 horas puede convertirse rápidamente en la final de la Champions con sólo una frase: “el que marque gana”. Ese en el que el más fuerte no siempre es el que gana, a veces, vence el más listo. Es ahí, en esos partidos en la cancha del barrio, donde la picardía, tan necesaria en el fútbol, se apropia de los jugadores.
La picardía, con la aparición en escena del VAR, desaparece. El agarrón precedente a un córner, la zancadilla anterior a un desmarque, el paso adelante del portero previo al lanzamiento de un penalti, la picardía del delantero de dejarse caer… con el VAR, se van a perder en nuestra memoria y van a pasar a ser meros recuerdos.
También vamos a perder la espontaneidad del fútbol, esa que te lleva a hacer cosas por instinto de supervivencia dentro de un terreno de juego. Perderemos pues, goles que quedarán para la história como el ya mítico gol de ‘La mano de Dios’ de Maradona o el pase de gol de Henry para dar la clasificación a Francia al Mundial en Sudáfrica de 2010, cuyo control con la mano fue claro.
Aunque, lo que más me lleva a desestimar la aparición del VAR en el mundo del fútbol, es, sin duda, la incertidumbre que genera. La tarea más difícil en este deporte es lograr meter un gol en la portería rival, con la consecuente locura que ello ocasiona. El momento de celebrar un gol de tu equipo no se equipara con nada en el mundo. La sensación de desahogo al gritar un gol a pleno pulmón; esa carrera indefinida por los pasillos de casa; el abrazo fortuito, y verdadero, con alguien que ni siquiera conoces pero que comparte tus colores; esa alegría inmensa que te invade al ver cruzar el balón la línea de meta, ahora, con el VAR se torna indecisión.
La aparición de la tecnología en el fútbol, como veis, tiene sus aportaciones positivas y sus aportaciones negativas. Pero sin duda, personalmente, prefiero el fútbol de antaño. El fútbol en el que cada mínimo detalle contaba, cada decisión arbitral era irreversible y cada gol celebrado era celebrado para siempre. El VAR, indudablemente, hará del fútbol un deporte más justo, pero a mi parecer, le arrebata parte de su encanto.