Tras una larga espera de aproximadamente dos meses de confinamiento y con la incertidumbre acerca de la reanudación de la competición, hoy, 11 de junio vuelve la Liga. La Liga más extraña que se recuerda. Para ser exactos, habremos pasado tres meses y un día sin disfrutar del esférico rodando por el césped, sin ondear las bufandas al celebrar un gol o sin ir a tomar unas cervezas antes de dirigirnos al estadio para animar a nuestro equipo, aunque esto último nos llevará tiempo recuperarlo.

La nostalgia, del griego regreso y dolor, es de lo que llevamos viviendo los amantes del fútbol desde aquel 10 de marzo en el que se jugó el que sería el último partido de Liga disputado hasta la fecha en España. Además, también hemos convivido con los recuerdos que, citando al escritor alemán Jean Paul, “son el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”.

De todos modos, y pese a que hayamos podido disfrutar de la Bundesliga alemana durante las dos últimas semanas, no hay nada como esa cálida sensación que se siente al regresar al hogar tras un largo viaje. La emoción que se siente al estar por fin en casa. El latir rápido del corazón, la felicidad irracional de ver de nuevo nuestros colores sobre un terreno de juego, el sentirse incómodo en el sofá durante los últimos diez minutos del partido. Todo ese cúmulo de sensaciones son las que vamos a experimentar cuando el próximo jueves vuelva la Liga y eche a rodar el balón en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán en el duelo que enfrentará al Sevilla de Julen Lopetegui con el Betis de Joan Francesc Ferrer “Rubi”. 

Me pongo a pensar y me es difícil imaginar forma mejor de volver a ver fútbol que con un derbi sevillano. El Gran Derbi, como se denomina en la ciudad andaluza, es el más caliente de los que hay en nuestro país y cuenta, probablemente, con las dos mejores aficiones nacionales. Estos primeros noventa minutos de fútbol serán el bálsamo ideal para reencontrarnos con este deporte único que tanto hemos añorado. Los sentimientos enfrentados de unos y otros por ganar el partido más esperado del año junto al gran nivel individual que atesoran las dos plantillas nos dejan un escenario difícilmente superable.

El Gran Derbi
Sevilla - Betis

Por si fuera poco, en los días siguientes veremos desfilar por nuestros estadios al resto de equipos de Primera División. Habrá que ver la forma en la que llegan los futbolistas, pero la única certeza que tenemos es que queda un gran abanico de preguntas que necesitan respuesta.

Las incógnitas del Barça de Setién y la irregularidad del Madrid de Zidane pelearán por alzarse con el título de liga. El pragmatismo de los de Lopetegui, el ballet a ritmo de música clásica de la Real de Alguacil, la picardía de los discípulos de Bordalás y el desorientado Atlético del Cholo lucharán por el tercer y cuarto puesto. Por supuesto, Valencia, Villarreal, Granada y Athletic se mantendrán a rebufo de los anteriores equipos esperando su oportunidad para hacerse con la séptima posición que puede llegar a dar la tan ansiada plaza europea.

En el costado opuesto de la clasificación la disputa no se antoja menos interesante, pero sí más salvaje. Asomarse al precipicio de la Segunda División obliga a la máxima concentración y a la vez conlleva la responsabilidad de cargar con la furia de los aficionados y con la presión de un posible descenso. En esta lucha se verán involucrados los muchachos del Espanyol de Abelardo, que es el club que parte peor posicionado para lograr la gesta, el revitalizado Leganés de Aguirre, un Mallorca venido a menos durante la temporada, el imposible Celta de Óscar García y el incombustible Eibar dirigido por Mendilibar. 

Aquí llueve a gusto de todos.

La Liga Santander vuelve con la jornada 28

Por otro lado, y debido a las circunstancias extraordinarias en las que nos encontramos, habrá más factores que condicionarán la vuelta de la Liga a los terrenos de juego además del nivel de los jugadores y los equipos. En primera instancia, y siendo el elemento clave en mi opinión, cabe destacar que los estadios permanecerán vacíos durante el transcurso de los partidos. Debido a ello, tal y como hemos visto en Alemania, el factor campo carece de cualquier importancia que pudiera tener el pasado. Por supuesto, el haber añadido la posibilidad de hacer cinco cambios también resulta una gran variación respecto al fútbol pre-coronavirus y se erige como otro de los grandes condicionantes en la vuelta de este. Asimismo, un calendario tan cargado de partidos se convierte en la tercera gran transformación de este nuevo balompié. 

 «Los estadios permanecerán vacíos durante el transcurso de los partidos. Debido a ello, tal y como hemos visto en Alemania, el factor campo carece de cualquier importancia que pudiera tener el pasado»

En conjunto, y como suele suceder en el fútbol moderno, esta metamorfosis futbolística, por llamarla de algún modo, beneficia a los grandes equipos. Tienen plantillas más largas y completas además de estar acostumbrados a jugar partidos entre semana, por lo que el físico de sus jugadores está familiarizado con esa carga de trabajo y la variedad de opciones permite alinear distintos futbolistas en función del partido, dándole así descanso a los que lo necesiten. Los grandes perjudicados son los equipos pequeños y los que pelean por la salvación, que son los que necesitan hacer de su casa un fortín y sentir el calor de sus aficionados para sacar los partidos adelante.

En definitiva, en menos de lo que canta un gallo tendremos de nuevo a veintidós futbolistas sobre el verde de nuestras pantallas de televisión jugando a algo tan simple pero a la vez tan bello, capaz de encandilar a los más devotos y de mantener inamovibles del sofá a tantos otros. Cómo es el fútbol, qué poco queda para ver, de nuevo, la Liga y cuántas ganas hay.